lunes, 31 de mayo de 2010

SÓLO TIEMPO DE FRANCISCO BASALLOTE EN PAPEL LITERARIO

El pasado 29 de mayo,en la revista Papel Literario el crítico José García Pérez publicó este acertado artículo sobre la obra de Francisco Basallote Sólo Tiempo, de reciente aparición en nuestra editorial.

SENSUALIZAR "SÓLO TIEMPO" 29/05/2010


JOSÉ GARCÍA PÉREZ

A PROPÓSITO DE "SÓLO TIEMPO", CARPETA-LIBRO DE ACUARELAS Y HAIKUS, DE FRANCISCO BASALLOTE

Nos ha venido Luis Alberto de Cuenca, en la antesala de la Feria del Libro de Málaga, a disertar sobre el vicio de leer. Y ya en pleno mercado de papeles escritos, coincidiendo con el de Madrid, los malagueños y malagueñas pueden pasear por el Parque con mascarillas antipolen y abanicos al canto a la búsqueda del objeto deseado.

Y es que a veces, las más, no siempre se encuentra uno con el libro objeto sensual, libro en sí mismo, sin más y sin menos, libro que lo es por su originalidad.

Ustedes, amigos paseantes no van a encontrarse con el libro que yo he saboreado y sensualizado hoy mismo. Verlo, acariciarlo, oír su aleteo, percibir au aroma y saber del buen gusto del autor. Los cinco sentidos en plenitud de acción.

Me refiero a Sólo tiempo del escritor Francisco Basallote. En su carpeta, doce bellas acuarelas van dando paso al tiempo, al transcurrir de enero, febrero, marzo… y diciembre, y cubriendo cada milagro del acontecer doce haikus descriptivos nos permiten concebir la visión del autor. Colores musicales y música de palabras realizan la cosmovisión del tiempo.

“Tan sólo el cielo/ en los árboles secos,/ tarde de enero”, abre el libro carpeta que queda cerrada con este fresco de versos “Hasta la nieve/ tan sólo algunos pinos/ osan llegar.” Basallote, perfecto conocedor de la técnica del haikus, elabora su flash poético al tiempo que lo inmortaliza en la acuarela, y es en ese ensamblaje puro donde se produce el milagro de la sencilla hermosura. Nada sobra y nada falta. Se manifiesta lo preciso, o sea, la esencia, y desaparece, no solamente lo accesorio, sino también lo importante.

La realidad, lo sabemos todos, es cambiante; por ello la pintura retiene el instante y cuando la imagen se acompaña de la precisión de la palabra, de las diecisiete sílabas que van a nombrar al mundo que ha visionado el artista, la conjunción de imagen y verbo consigue que brote la manifestación sagrada, lo que ya es innombrable e imborrable.

He tenido la suerte, antes de pasear por la Feria del Libro de Málaga de encontrarme con “Sólo tiempo” de Francisco Basallote y estaría por asegurar que me va a costar trabajo encontrarme con algo parecido a “Bajo los árboles/ sólo el ruido del agua,/ la luz de abril.”

Y es que los milagros no proliferan como los hongos de la disimulada “poesía de la experiencia”

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